7 de septiembre de 2009

La sangre y la doncella


Sigurd halla digna de él la arriesgada empresa, va en busca de Fafnir, hace un profundo hoyo en el camino por donde suele pasar el dragón, y escondido allí, le espera. Cuando pasa, salta del hoyo y le atraviesa el corazón con un puñal. Siguen escenas de canibalismo, según las versiones originales, en que Sigur bebe la sangre de Fafnir, y come algunas vísceras. El resultado más importante de ello, para la prosecución de la historia y para señalar, también la influencia oriental en ella, es que al tocarle Sigurd en los labios una gota de sangre del fingido dragón obra ésta el mágico prodigio de que el matador entienda el lenguaje de los pájaros que hay en las ramas de los árboles cercanos y estos pájaros contaban la historia de una hermosa doncella que, en el país de los francos, se hallaba sumida en mágico sueño, en un castillo rodeado de llamas sobrenaturales que en la cumbre de una montaña se elevaba. Saber esto Sigur coge el tesoro, cargalo en un caballo y parte en busca de la nueva aventura que le ofrecia la hechizada beldad, fue cosa de un momento. Era la divina joven una valquiria, Brunilda, condenada a aquel largo sueño por Odín, como castigo de haber matado, sin permiso suyo, a uno de sus guerreros. Debemos agregar, con relación a las valquirias, que eran doncellas siempre, so pena de convertirse en vulgares mujeres, y que no les estaba permitido más que designar cuales héroes debian de morir en las batallas, pero no tomarse la libertad de quitarles la vida a su capricho.
H. Pascal

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