3 de diciembre de 2010

Inmortales

La noche cae, densa e impenetrable, los corceles se desbocan por la presencia del extaño que se oculta entre las sombras, las víctimas yacen sin aliento, pálidas y con la marca de los incisivos sobre su cuello, un pequeño surco de sangre tibia y burbujeante recorre la fría nieve, contemplas la escena saciado y satisfecho...pero...esto es una pesadilla, solo una pesadilla.
Nuevamente el insomnio ronda tu esquina y tus sueños nublan cada paso de tu quimérica agonía, la vida eterna fallo en ti, no puedes dormir, despiertas sobresaltado, padeces artritis y la reuma es cada vez más aguda, recorres este lóbrego subterfugio o te arrinconas en la oscuridad, pero no estas en paz, sabes que es de día y eso te inquieta.
Ultimamente duermes poco y padeces mas y mas tu maldita suerte de porquería, he notado que frecuentemente no sales a cazar prefieres saciar tu sed con el sueño que te roban las horas vacías y cuando te animas las fuerzas del alma ya no te responden, he notado que ya no eres el mismo depredador del pasado cuando en pleno vuelo cazabas a cualquier presa, ahora una vil y vulgar rata se burla de tu miserable decrepitud.
Ya no puedes clavar los dientes en el cuello de tus presas y succionar con tanta desesperación el elixir de los dioses, después de tantos años has perdido las fuerzas, el pelo y la dentadura, pero aun así te desquicia el agradable olor a sangre y aunque miserablemente y con mucha fuerza de voluntad todavía te las ingenias para obtener tu dotación, no tan a menudo como tú quisieras.
Prefieres la oscura soledad de tu refugio, de solo pensar en la luz del día los músculos se te contraen y te convulsionas casi llorando, la ausencia de todo te deprime, lo que mas amas es la muerte, pero esta no llega, solo te da a cucharadas su veneno vil y repugnante, añoras una amante, la sangre fresca y la eternidad, pero todas son tan efímeras e inalcanzables que cada vez te convences mas de tu cruel agonía.
Los rastros de lucidez que momentáneamente apuñalan tu ego te dan un poco de fuerza para soportar con dignidad esta soledad que acribilla tus restos, la luna es tu cómplice, tu amante fiel, la única compañera a quien le brindas tu furtiva pasión, la única que llora cuando necesitas una lagrima que reviva tu deseo de morir.
Las ánimas que deambulan corcomiendo tu alma bajo tu ataúd, son como buitres salvajes y carroñeros que te maldicen sin piedad por tanta espera, pero sigues ahí, cansado y sin poder terminar con la eterna letanía de que por fin llegara la muerte y aguardas noche tras noche, día tras día y agobio tras agobio sin una señal que te indique la víspera del resto de tus lamentos.
...El cazador cabalga temeroso, en una mano empuña la espada y en la otra toma con fuerza las riendas del nervioso animal, lo arrea pero este no responde se encabrita y relincha desquiciado, ya te olió, ya los oliste, correrá sangre y eso es lo que mas te agrada...pero esto es una pesadilla, sólo una pesadilla.

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